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Esta afirmación provocó un conflicto entre fariseos y saduceos, y se dividió la asamblea. (Téngase en cuenta que los saduceos niegan que haya resurrección, ángeles y espíritus, mientras que los fariseos creen en todo eso). La controversia tomó grandes proporciones, hasta que algunos maestros de la ley, miembros del partido fariseo, afirmaron rotundamente:

— No hallamos culpa en este hombre. Puede que un espíritu o un ángel le haya hablado.

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